¿Cómo viven las dantas en el Corredor Biológico Tenorio-Miravalles?
La conservación de la vida silvestre puede ser desafiante cuando las especies habitan en un sitio compartido con humanos. Cuando se comparte un espacio, se puede llegar a la interacción humano-vida silvestre y estas relaciones pueden llegar a ser positivas, neutras o negativas. Cada espacio es diferente y sus relaciones son únicas, por lo que el manejo no puede basarse en un mismo protocolo para todos los casos, debe tratarse de manera puntual.
Los grandes mamíferos suelen ser utilizados como especies clave de estudio para identificar áreas clave para la conservación de la biodiversidad. Debido a su gran tamaño, suelen ocupar áreas de mucha extensión, donde zonas destinadas a la protección de la especie, termina favoreciendo muchas otras más.

Bosque primario dentro del Parque Nacional Volcán Tenorio. Foto: Sofía Pastor

Miembros del equipo rtabajando en el corredor biológico Parque Nacional Volcán Tenorio
La danta es importante para mantener el equilibrio de un ecosistema, aportando dinámica y fluidez a la composición vegetal de los bosques, como dispersora de semillas. Es el mamífero terrestre más grande del neotrópico. En Costa Rica, existe la danta centroamericana, Tapirus bairdii, y está clasificada como una especie amenazada según la lista roja de IUCN, y por ley se encuentra protegida. Por esto, su conservación es prioritaria trayendo beneficios a la protección de muchas especies más, siendo ideal como especie modelo para identificar y clasificar corredores biológicos.
Los corredores biológicos tienen la función de servir como puentes de conexión entre áreas protegidas o parches del paisaje de hábitat potenciales para una especie, que para este caso sería la danta. Estudios de los corredores son urgentemente necesarios para proponer estrategias de acción y manejo en las zonas ya que las dantas ocupan mucho espacio y su principal amenaza es la fragmentación de su hábitat.
Los corredores biológicos también se caracterizan por ser áreas que presentan un uso compartido del suelo. Su función ha sido muy analizada a nivel de conectividad por cobertura forestal, pero muchos estudios dejan de lado el contexto social (turismo, agricultura, carreteras) o lo consideran más una amenaza que una oportunidad. Siendo un espacio compartido, es muy probable que surjan interacciones entre el humano y la vida silvestre asociada.
Últimamente se han reportado encuentros entre tapires y agricultores en el corredor biológico Tenorio-Miravalles. La dieta de la danta es herbívora generalista, por lo que disfrutan comer casi de cualquier planta. Se alimentan de casi todas las partes y estadios de la planta, pero suelen preferir las plántulas (plantas muy jóvenes) ya que poseen una mayor cantidad de nutrientes (Tobler 2006). Por esta razón las zonas de cultivos suelen ser un sitio tentador para la danta, ya que disponen de mucho alimento y sobre todo plántulas y frutos.
El Corredor Biológico Tenorio-Miravalles es parte de la cordillera volcánica de Guanacaste, Costa Rica. Se encuentra en medio de la Zona Protectora Miravalles y el Parque Nacional Volcán Tenorio y su función es ser un puente de conexión entre estas dos áreas protegidas. En el territorio se ubican aproximadamente 16 pueblos como Bijagua y Río Naranjo. El 91% de su territorio se encuentre entre los 400-700 msnm de altitud, con una precipitación anual entre 2500–4500 mm y una temperatura media anual entre los 22.26°C (Chacón & Naranjo, 2011).
El 52% del corredor se encuentra cubierta por bosques, siendo así un territorio de alta belleza escénica con gran disposición de recursos naturales. Viéndose desde un punto de vista de desarrollo, la biodiversidad puede ser su principal capital. Por lo tanto, es un sitio que combina aspectos sociales y ambientales creando oportunidades para interactuar con la vida silvestre y sacar el mejor provecho.
El tipo de interacción entre la vida silvestre y el humano es clave para la funcionalidad del corredor; si un terrateniente acepta y deja a las dantas usar el espacio, permite el flujo de paso, pero si de modo contrario el terrateniente está molesto por la pérdida de cultivos y mata la danta, el corredor no está cumpliendo su función en su totalidad. Entonces, estudios de evaluación del hábitat con un aspecto social involucrado puede ser la clave para implementar correctas medidas de manejo para favorecer la conservación de la danta centroamericana.
El objetivo principal de estudio es evaluar el hábitat en un contexto socioambiental de la danta centro americana en el Corredor Biológico Tenorio-Miravalles a través de realización de mapas y encuestas locales para la construcción de medidas de manejo para la conservación de la especie. Esto se pretende alcanzar caracterizando la matriz sociambiental del corredor considerando varios aspectos como el uso del suelo, variables ambientales y tenencia de tierra, evaluando su conectividad estructural y determinando la dinámica de la interacción humano-danta en fincas a través de las encuestas. Todo esto en conjunto generará información puntual para establecer recomendaciones específicas para el manejo de la interacción entre las dantas y propietarios de tierra en el Corredor Biológico Tenorio-Miravalles. Esta información puntual se verá reflejada en un mapa, donde se van a reflejar capas de uso del suelo, tenencia de tierra, cobertura vegetal, disturbios humanos (carreteras) y se categorizaran las fincas según su relación con las dantas.
Se espera de esta investigación que no solo se de un aporte a la comunidad al SINAC, sino que también se vea como un modelo para estudiar corredores biológicos. Además, hacer un aporte más a los esfuerzos en conservación de la danta, la jardinera de los bosques.


Mapa de Costa Rica mostrando la ubicación del Parque Nacional Tenorio
Referencias:
Chacón, A., Naranjo, G. M. A., & Colaboradores, G. S. E. B. S. A. (2011). Conceptualización y elaboración de una base de datos que soporte la línea de base del MAP.
Tobler, M.W. 2006. Habitat Use and Diet of Baird’s Tapirs (Tapirus bairdii) in a Montane Cloud Forest of the Cordillera de Talamanca, Costa Rica1. Biotropica 34: 468–474.